
La
conducta verbal es producto de múltiples causas. Diferentes variables se
combinan para ejercer su control funcional y emergen nuevas formas de conducta
de la recombinación de antiguos fragmentos. Todo esto ocasiona efectos
apropiados en el escucha, cuya conducta reclama también un análisis.
Hay
que recordar que normalmente el orador es también su propia audiencia y que
esta clase de actividades tradicionalmente se han descrito como el “pensamiento"
La
conducta verbal es una actividad que opera o afecta al medio ambiente (social)
y cualquier unidad de este tipo de conducta convenientemente se le define “una
operante”. Cada operante verbal es conceptualizada como poseedora, bajo ciertas
circunstancias, de una probabilidad de emisión asignable (convenientemente
llamada su “fuerza”).
La
emisión de la respuesta verbal nos da un índice de su fortaleza, en términos de
la adecuación de las condiciones en las cuales ocurre. Otro índice puede
provenir de su nivel de energía (decibeles), aunque esta fuerza no es sinónimo
de probabilidad. También de la velocidad
de emisión o de la repetición del mismo sonido. Todos estos son aspectos medibles
o paramétricos de la conducta verbal como variable dependiente.
La probabilidad
de que una respuesta verbal de cierta forma ocurra en un momento determinado,
es el dato básico para su predicción y control. Es la
“variable dependiente” en un análisis funcional.
Para
Skinner, la conducta verbal es simplemente conducta sujeta a las mismas
variables controladoras que cualquier otra conducta operante
Skinner
enfoca los problemas de conducta verbal como variable dependiente. La posición
general de Skinner favorece la tasa de respuesta como medida dependiente la
cual, en Conducta verbal, es problemática pues no toda conducta posee la misma
cualidad unitaria que el movimiento de palanca. En la determinación de la
fuerza de una respuesta Skinner sugiere algunos criterios para el concepto
fuerza (probabilidad): emisión, velocidad, repetición, pero nota que ellos son
medios bastante limitados para inferir la fuerza de una respuesta, dado que no
varían conjuntamente en tanto pueden verse bajo la influencia de otros factores.
La emisión es una medida sí/no; por otro lado los otros comprenden posibles
indicadores de fuerza relativa.
Conducta
verbal libro escrito por B.F. Skinner, representa la extrapolación sistemática
de los conceptos y principios del condicionamiento operante para dar cuenta del
lenguaje como conducta.
Examino
las deficiencias lógicas y conceptuales de la formulación de Skinner, a partir
del análisis de un número limitado de problemas:
a) la
definición de conducta verbal,
b) la
selección de la ‘palabra’ como unidad dominante de análisis,
c) la
naturaleza morfológica de la taxonomía de la conducta verbal,
d) la
asistematicidad de dicha clasificación,
e) el
establecimiento de las operantes verbales discriminadas, y
f) la
distinción lógica y funcional entre el mando, el tacto y la intraverbal.
Se
subraya la importancia del análisis teórico y conceptual en el progreso
científico Skinner
publicó en 1957 Conducta Verbal, un tratado caracterizado por él mismo como “un
ejercicio de interpretación”(p.11). En él, se analizó el lenguaje como fenómeno
psicológico en términos de ‘conducta verbal", concepto defendido por
Skinner como alternativa al término mismo de ‘lenguaje’. Esta obra fue
concebida a lo largo de muchos años (1934 a 1955), y constituye un intento
sistemático de extensión de los conceptos y “principios” del condicionamiento
operante al estudio del lenguaje.
En La
Conducta de los Organismos(1938), Skinner comentó que:
No se puede decidir en este momento si se justifica o no
la extrapolación. Es posible que existan propiedades de la conducta humana que
requieran de una clase distinta de tratamiento. Esto solo puede asegurarse
aproximándose al problema de manera ordenada y siguiendo los procedimientos
acostumbrados en una ciencia experimental. No podemos afirmar ni negar la
discontinuidad entre los campos humano y subhumano en tanto sepamos tan poco
acerca de ellos. (p. 442)
El
campo del lenguaje como conducta verbal se concibió como un subcampo de la
conducta operante en general. Muchas de las conductas del hombre tienen sólo
efectos indirectos sobre el ambiente, pues su primer efecto es sobre otros
hombres.
Estos
efectos sobre otros hombres mediante determinados patrones de sonidos
caracterizan a la conducta verbal. La conducta verbal se definió como un tipo
especial de conducta operante, cuyos efectos, es decir, su reforzamiento, es
mediado por otras personas, subrayando que dicho “tren de eventos... no son
menos físicos o inevitables que la acción mecánica directa...” (Ribes-Iñesta,
2008)
En su
afán de separar el estudio del lenguaje como comportamiento de los análisis
lógico-formales, filológicos, semánticos o gramaticales, Skinner planteó que:
La conducta que es efectiva sólo a través de la mediación de otras personas
tiene tantas propiedades dinámicas y topográficas distintivas que justifica y,
sin lugar a dudas, demanda un tratamiento especial. Los problemas planteados
por este modo especial de acción se asignan, usualmente, al campo del habla
(discurso) o el lenguaje.
Desafortunadamente,
el término ‘discurso’ hace hincapié en la conducta vocal y rara vez se aplica a
instancias en que la persona que media es afectada visualmente, como al
escribir una nota. El término ‘lenguaje’ es satisfactoriamente remoto de su
compromiso original con la conducta vocal, pero ha llegado a referir las
prácticas de una comunidad lingüística más que la conducta de cualesquier de
sus miembros. El adjetivo ‘lingüístico’ sufre de la misma desventaja. El término
‘conducta verbal’ tiene mucho de recomendable. Su sanción etimológica no es muy
poderosa, pero hace énfasis en el hablante individual y, lo reconozca o no el
usuario, especifica conducta moldeada y mantenida por consecuencias mediadas.
También tiene la ventaja de ser relativamente poco familiar a los modos
tradicionales de explicación (Ribes-Iñesta,
2008)
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